Ay corazón de tiza, no te vayas nunca de nuestro corazón…

Me cuesta entender el agravamiento de que sea docente, sobre el hecho de que sea una persona a la que no le cabe la condena –ni social ni jurídica- de merecer la muerte.

Se murió un maestro… no me indigna.
Me indigna, y a cada frase un poco más, que:
· Asesinaron a un maestro.
· Asesinaron a una persona.
· Un policía –quien vela por nuestra seguridad- asesinó a una persona.
· A un policía le dieron la orden de reprimir a una persona que reclamaba por sus derechos.
· Un policía asesinó a una persona que reclamaba por sus derechos.
· Una persona tuvo que reclamar por sus derechos.

Y este es el momento de mayor indignación.
Y el sólo hecho debería dejar de sernos tan familiar, que más que común, se nos presenta como normal.
Tener que pedir, mendigar, lo que nos corresponde.
Tener que pedir, mendigar, que gracias al trabajo realizado podamos vivir.
A los derechos hay que ganárselos, pero ¿cómo más, si no es haciendo lo que hay que hacer?.

"A un maestro no se le pega -ni a un maestro ni a nadie-"


¿Quién educará a las generaciones si faltan docentes?.
En honor a Carlos Fuentealba

Carlos Fuentealba – Profesor asesinado en la represión policial
contra los maestros que cortaban la ruta 22 reclamando
mejoras salariales. Neuquén – Argentina – 04/04/2007.

«Murió el maestro» -me dijo mi abuela-; «Murió el maestro» -y yo, silencio-.
Me quedé en el silencio típico que nos invade ante lo increíble, el silencio que nos deja no sólo sin palabras sino también sin pensamientos.
«Murió el maestro» -y mi mente quedó en blanco-.
El maestro que murió fue un hombre que estaba reclamando en la ruta, una de las cientos de personas que salieron a manifestarse por una condición laboral más digna.

Este hecho me llevó a pensar dos cosas:
Primero:
¿Por qué, en una manifestación, está bien y es legal que la policía reprima con palos, balas de goma y gas lacrimógeno? Y, en cambio, está mal que el que se manifiesta lleve carteles, cantos, guardapolvos y vaya de la mano junto a otros manifestantes.

¡POR DIOS! CANTOS Y CARTELES CONTRA BALAS DE GOMA Y GAS LACRIMÓGENO!!! Esto es una locura, locura plena. Y el sentimiento que surge ante esta confrontación «armada» es la indignación. ¿Cómo un ser humano puede golpear con bastones a otro que está cantando? ¿Cómo puede tirar balas de goma a aquel que sostiene un cartel? Y lo peor, ¿Cómo puede disparar una bomba de gas lacrimógeno a alguien que está dentro de un auto?
Pura irracionalidad… irracionalidad amparada -y alimentada- por años de impunidad.

Segundo:
En muchos blogs -como así también en la tele y en la radio- leí -escuché- la frase: «A un maestro no se le pega». Como frase me parece un poco sin sentido, porque a un maestro violador, ladrón, SI HAY QUE PEGAR… PERO JAMÁS A UN MAESTRO QUE FUE A MANIFESTARSE POR ALGO JUSTO…A ESE MAESTRO NO SE LE PEGA SEÑORES.

Pero, ¿por qué a un maestro no se le pega?. En primer lugar porque es persona, y NUNCA está bien pegar a una persona… los animales se pelean entre ellos -sin motivo aparente- pero desde que el hombre puede hablar -y explicar sus actos- no tiene que haber más necesidad de pegar. Porque un golpe es el abasallamiento por la fuerza ante la blandeza de los argumentos.
Te pego porque mi argumento no te rebate, pero quiero que se realice mi postura. Eso, SEÑORES, es terrible.

Muchos pensaran que la muerte de un maestro le «pasa de lejos», sin embargo a todos la muerte de un docente nos tiene que tocar de cerca. ¿Quién en este país no recibió -de alguna u otra manera- la influencia de un educador?.
La recibió el presidente, la tuvieron los gobernadores, intendentes, diputados, la tiene el abogado, el carnicero, la tienen los los niños, el adolescente, el joven….
Entonces la muerte de un docente no es algo que nos pasa de «lejos», sino que repercute en la vida de todo el pueblo.

Señores policías, gobernantes, diputados y senadores:
Dejen a un pueblo sin docentes y los ciudadanos comenzarán a caminar en cuatro patas y a luchar por la supervivencia.

A ver si llega el Principito…… llegó, y no con su linda flor.

-“Si siguen así nos van a hacer mierda”*, de fondo explosiones, corridas, gritos llamando ambulancias…. de esto hace unos 25 años en las Islas Malvinas, y se conoce hace unos días.

*Por radio Mitre, primer audio de “25 años, 25 historias”; unos, en ese entonces, chicos –uno estudiante de periodismo y otro fotógrafo aficionado- capturaron algunas experiencias, y ahora las comparten.
Y pensar que eso pasó de verdad, dijo mi madre, y recién ahí me estremecí.
La frase que transmitió Mitre la dijo un chico más chico que yo, ante la real amenaza –y casi inminencia – de la muerte.
La distancia (temporal, ideológica, de vivencias, de experiencias, de contextos) y la costumbre de la guerra (películas, noticias constantes, saturación de imágenes…) nos hacen necesitar de llamados de atención, para darnos cuenta
“y pensar que eso pasó de verdad”.
Pero ¿qué es “eso” que pasó de verdad? Una guerra. ¿Entre argentinos e ingleses? Sí, pero tengamos en cuenta, que antes de oriundos, somos personas.
Por lo tanto, hablemos de la guerra en general.
La guerra nunca puede faltar en una lista que pretenda dar cuenta de las cosas más irracionales que existen. No apela a argumentos, apela a la fuerza bruta.
– ¡Quiero, quiero, quiero!, y si no me lo das…….. te mato.
Desde que “la palabra le ganó al garrote” (genial frase que conocí en labios de Joselo) el simple hecho de pensar una guerra indica la mejor involución, con peores consecuencias, que le pueda suceder a la humanidad.
Es licencia para matar (como deja entrever “Clama el viento, ruge el pensar”); es desobediencia a lo que mayor valor legal le asignamos libremente (tratados internacionales); es orgullo por ser mejor asesino, traidor; es la puesta en peligro de muerte de unos muchos, por la decisión de unos pocos… siempre fuera de peligro; es la paradoja de la inteligencia puesta al servicio de la brutalidad; es violación de la libertad, de la paz y tranquilidad necesarias para el desarrollo de la vida digna de ser vivida y la búsqueda de la felicidad o algo que le acerque lo suficiente; es el horror de tener que defenderse de la misma manera que se es atacado (tal vez expiando ciertas culpas).
Es sacar a relucir las más grandes bajezas humanas.“Ganar una guerra” es equivalente a haber perpetuado con éxito un asalto, una violación, un asesinato, un robo – y para aquellos a quienes disgusta más un genocidio que un asesinato:- a gran escala. Y peor: sentirse orgulloso de ello.

Ahora pensemos sobre nuestra historia y un poquito la de Inglaterra en los alrededores de 1882.
Los dos gobiernos se venían abajo. Y los dos deciden la guerra, más que por defender soberanía, por un intento desesperado y cruel de mantenerse un rato más en el gobierno. ¿Odiemos a Galtieri y su séquito, y a Margaret Tatcher y sus secuaces? Puede ser, pero ¿qué les parece? si mejor, (o tal vez:“además”, si quieren) aprendemos de una vez por todas, hasta dónde puede llegar el afán de poder, y qué tan bien se esconden – o peor: que tan mal, pero nos tapamos los ojos- intereses mezquinos, con trajes de intereses soberanos.

¿Puede uno ignorar a quien ha luchado poniendo en peligro su vida, por algo en lo que creía? Nunca. Incluso más allá de cuál sea esta creencia, cuando lo que mueve es la convicción de la mayor justicia para todos, se les debe respeto (y acá está la diferencia con el parráfo anterior).
Yo no sé si las Malvinas son argentinas, pero sé que muchos que lo creían lucharon por ello.

A los ex combatientes, estén vivos o muertos, pero siempre habiendo luchado por ideales bien altos y con la convicción de que lo hacían por la justicia y por la verdad: gracias. Cansados de palabras de apoyo, quieren hechos.

Perdón, sólo tengo mi agradecimiento y respeto… (sé que es mucho menos de lo que nos dieron ustedes) y se los doy.

«Clama el viento y ruge el PENSAR»

Las Malvinas son argentinas… POR DERECHO

 

Yo nací en el ’84, exactamente: dos años, cuatro meses y 14 días después de la guerra de Malvinas.

No me tocó vivir esa experiencia ni de cerca -no fui a la guerra-, ni de lejos -ningún familiar mío tuvo que ir a pelear-. ¿Son estas circunstancias coyunturales suficientes para no poder reflexionar sobre un hecho «del pasado reciente»? Considero que no, porque como bien dice el título que le puse a esta reflexión: «ruge el PENSAR».

Por otra parte, considero que cuando el pensar filosófico se lo «utiliza» para tener un conocimiento más profundo de ciertas realidades éste resulta el más útil de todos los conocimientos, en cambio, si tras él hay un montón de fines ya sean políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos, este pensamiento -que solamente busca defender una postura y no encontrar la verdad- se vuelve basura, basofia pseudo racional.

Por eso, quería invitarles a que pensemos -tratando de dejar de lado las pasiones- sobre qué es una guerra.

 

¿Qué es una guerra?

Una guerra es una situación extraordinaria de impunidad concentida.

Mientras que un soldado en su patria no puede deliberadamente matar a otro -ya sea conciudadano o extranjero-, porque el asesinato es condenado por las leyes penales; durante el tiempo que dure una guerra le es lícito matar a otro ¡y más! a cuanto más enemigos mate mejor es.

Podemos afirmar que una guerra es un conflicto entre bandos -ya sean Estados, grupos, movimientos diversos-, que tiene como fin el aniquilamiento de las fuerzas contrarias para someterlas al dominio del vencedor. Así tenemos vencedores y vencidos.

 

¿Quiénes son los vencedores y quiénes los vencidos?.

Jamás lo podrán ser los ciudadanos -cada uno de los individuos de un Estado-, ya que estos por sí solos no declaran una guerra.

Los vencedores y los vencidos siempre son los Estados, motivo por el cual la muerte de un soldado no significa la derrota.

Un Estado es vencido cuando se le terminan las fuerzas que lo defienden.

Un Estado es vencedor cuando sus fuerzas superan a las de su enemigo y éste es aniquilado o se rinde.

 

El soldado y la guerra

Situación injusta es la de un soldado que pelea una lucha que tal vez no la desee, pero no puede evitar el conflicto.

Porque los que van a la batalla son los defensores del Estado, los que mueren son los defensores y tambien son ellos los que matan al enemigo.

Si el soldado combate en una guerra que no es la suya -porque es del Estado- no es asesino ni es asesinado. Esos cargos les corresponden más bien a los estados en conflicto, porque el soldado no puede desobedecer una orden.

En una guerra, como en el caso de Malvinas, el ejercito argentino no tenía como enemigo al ejercito británico. En ese conflicto los enemigos eran Argentina e Inglaterra que llevaron a derimir una situación política mediante un conflicto armado.

 

Por eso considero que la guerra siempre es injusta e infructuosa. Injusta porque los que derraman su sangre lo hacen por un conflicto entre Estados; e infructuosa porque entre pueblos civilizados debe primar el derecho al conflicto armado.

 

 

 

 

 

«Pensamiento Afuerístico»

«Arte afuerístico»

Esta es mi segunda obra de arte -les recuerdo a los que me leen de seguido y si es tu primer visita al blog, que mi primera obra de arte la llamé «Charly Warhol» y se encuentra unos post más abajo- a la que denominé «Arte afuerístico». Considero que en mayor o menor medida -con coincidencias y discrepancias- todos tenemos una noción general de qué es arte o, más bien, todos podemos reconocer a un objeto artístico, por lo que no voy a adentrarme en qué entiendo por «Arte», pero sí considero que es necesaria una explicación de qué considero por «Afuerísitico» -noten que el título del post es «Pensamiento Afuerístico»-.

Como primera definición puedo decirles que,

Afuerístico:

  • Neologísmo que denota la noción de «afuera» con la de una actitud general.

  • Consideración de que lo de «afuera» es mejor que lo de «adentro».

  • Paradigma que actúa en los campos: políticos, económicos, artísticos y sociales.

Entiendo por «adentro» las configuraciones propias y particulares de una región. Adentro podría ser sinónimo de cultura, identidad o ethos de un pueblo. Lo que está dentro de una sociedad, lo que le es propio, lo que marca el limite con el resto.

¿Por qué digo que «adentro» puede ser sinónimo de ethos? Un ejemplo puede ser muy útil.

Tomemos como caso a los que habitamos la provincia de Misiones. ¿Qué nos hace distintos de los brasileros? Hagamos una enumeración:

  1. El idioma.

  2. La tradición -entendiéndola como historia-.

  3. Una configuración política.

  4. Una concepción de la vida y las relaciones humanas.

  5. Un querer -no entendido como simple sentimentalería barata, sino el querer ser argentino o el querer ser brasilero-.

A esta enumeración le falta muchos elementos, pero los citados me parecen suficientes para el caso ya que es al último elemento al que quiero hacer referencia.

De todos ellos es el querer al que considero más importante. Somos lo que somos, porque queremos serlo. Con mayor o menor dificultad podemos, si queremos, dejar de ser argentinos y ser brasileros -o al revés-, a este proceso se lo llama naturalización.

Entonces, hasta aquí podemos afirmar que es el querer el que da identidad y unidad a un pueblo: querer la historia, querer la configuración política, querer al lenguaje, folklore y querer seguir queriendo. Todo esto determina una manera de pensar y una forma de vivir.

Tras esta brevísima explicación se trasluce que «afuera» es aquello distinto al ethos -al adentro- de un pueblo. Es lo que se muestra como distinto -¡por favor! no caigamos en los reduccionismos de juzgar si lo de afuera es «bueno» o «malo», porque es simplemente distinto, es «afuera»-.

Y ese afuera es un «adentro» para un determinado grupo, entonces las sociedad humanas se constituyen como distintos «adentros» y «afueras» que interactuan porque no son grupos cerrados.

Ahora vayamos a la pregunta medular ¿qué es el Pensamiento Afuerístico?

Es la idea, la ilusión y el intento de, perteneciendo a una comunidad determinada, vivir situaciones que no le son propias.

Es la idea, la ilusión de considerar que lo de afuera es mejor que lo que se tiene dentro.

Es la idea, la ilusión que hace pervivir a términos como «espanglish» -que lejos de ser una interacción entre culturas es el aniquilamiento de las riquezas del español y las del inglés, en perjuicio del primero; porque al final no es ni español ni inglés-.

Esto que quise compartir con ustedes es más bien un llamado de atención ante una situación que me generó mucha bronca. La comparto con ustedes.

Estabamos con Florencia en el shopping de Posadas, el «Posadas Plaza Shopping» y estabamos mirando vidrieras hasta que vimos en una de un local que se llama «Wanama» en donde los carteles de los precios estaban en inglés -el cartelito al que hago mensión es el mismo que está en mi segunda «obra de arte», el que dice «Sale $35».

Tranquilamente los dueño del local pueden decir: «No señor Joselo, el cartel está en español y dice: «SALE $35». Yo no les creo, porque en otro cartel nos dicen «Hasta el 50% Of Wanama Sale». Señores dueños de Wanama ¿QUE SIGNIFICA SU CARTEL?.

Wanama Afueristic -por ahí así me entienden-

¿Profesor en Filosofía?

Simplemente voy a transcribir un aporte que hice en el sitio Educ.ar en donde se debatía sobre ¿qué es ser profesor en Filosofía?
«¿Ser profesor de Filosofía?
Bueno, yo lo soy. Nuevito -sin estrenar-. Me recibí hace 2 semanas (el 7 de Marzo) y estoy acá, haciendo mi curriculum y veamos qué pasa.

Antes de la pregunta por ser profesor de Filosofía, me parece importante hacer hincapié en el hecho de ser profesor. Ser docente…
A veces pienso que un docente es alguien que tiene mucha fe. Estar dispuesto a trabajar -y no me refiero al trabajo desde una perspectiva totalmente económica- con personas, con chicos, con alumnos -noten que digo alumnos por ultimo, porque antes que alumnos son personas, y muy importante, son chicos-.
Alguien por ahí en la historia pensó -y hasta lo dijo y muchos lo siguieron- que los «niños son como adultos en miniatura», pobres los chicos que fueron educados desde ese paradigma.
Como les decía antes ser docente es, sobre todo, una cuestión de fe. Es pararse como la rompiente contra viento y marea y estar dispuesto a dar y a exigir -¿por qué no?- lo mejor de todas las personas que interactúan en ese taller al que llamamos aula.
Ser docente quiere decir enseñanza, pero también aprendizaje. Ser docente quiere decir estar dispuesto a contribuir -al menos en una pequeña parte- en la construcción de una sociedad mejor. Porque, tal vez, algunas de las falencias que hoy por hoy tienen nuestras instituciones se debieron a docentes, padres, amigos, gente mayor en general, que no hizo bien su parte -obvio que hay un resto de libertad en la decisión de las personas-.
Ahora bien…ser profesor de Filosofía. Es, al menos para mí: un privilegio, un desafío, una apuesta y un martirio.
Privilegio: porque nos permite recorrer un campo amplísimo -quizá de los más amplios- de todo el campo del saber humano. Aunque haya una voz que nos diga: «el que mucho abarca poco aprieta». Le digo a esa voz, que se aprieta poco con las manos, pero con la mente se puede llegar muy muy muy lejos. Es el privilegio del trabajo puramente intelectual, que según las características que le dio Aristóteles: no cansa, se lo puede hacer cuando uno quiere, es el más profundo -porque busca el por qué de las cosas- «es el conocimiento universal», «el de las esencias».
Desafío: de poder motivar la pregunta filosófica inicial. Si esta pregunta está bien hecha, puede resultar que se despierte en los alumnos por sí solos de desear conocer más y más.
Apuesta: porque se es docente -y sobre la apuesta docente ya hablé más arriba-.
Martirio: porque puede ocurrir que temamos no alcanzar a presentar toda la Filosofía tal como se la merece, o que no seamos tan capaces de hacer a nuestros alumnos esa «invitación a pensar» de la que hablaba Varylko o no podamos despertar en ellos «esa disposición natural de la razón humana» como decía Kant.

En fin, ser docente de Filosofía, para quien conoce la Filosofía es la mejor elección: tanto por el área del conocimiento que tratamos como por la misión que se tiene en esta fantástica y humilde tarea que es la docencia.
Otra cosa que considero un desafío para el docente de Filosofía, o al menos esto es para mi un objetivo: NO SER ALGUIEN QUE SABE MUCHO SOBRE FILOSOFÍA –SOBRE LO QUE OTROS PENSARON-, SINO ACERCARSE CADA DÍA MÁS AL PENSAMIENTO FILOSÓFICO E INTENTAR, EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE HACER NUESTRO APORTE A LA FILOSOFIA. ASÍ, NO SEREMOS SOLAMENTE CONOCEDORES DE LA FILOSOFÍA, SINO AMANTES DE LA SABIDURÍA.

Los invito a que pasen por el blog que tenemos con mi novia –también profesora de Filosofía-, la idea como siempre dice es “acercar la Filosofía a la gente en lo posible con un toque de humor”.

«La única verdad es la realidad (Perón, a la politica

«La única verdad es la realidad», frase formulada -tal vez- por Aristóteles, repetida de memoria por el General Perón -aunque parece que nunca la pensó mucho o tal vez, le servía a sus intereses… eso nunca quizá nunca se sepa-.
Cuando Juan Domingo andaba por la vida evocando esta sentencia realista ya había corrido mucho agua desde que Emanuel -Immanuel, para aquellos quisquillosos que gustan de llamar a las personas por su nombre en idioma original- Kant había fundado el Idealismo Trascendental hacía casi unos buenos 169 años. Evidentemente Juan Domingo o lo desconocía o era un miembros de la Escuela -como se hacen llamar los realistas de nuestros tiempos-.
Pero lo repito hasta el cansancio: «la idea del blog es acercar la filosofía a la gente». Te estarás preguntando: ¿qué es Realismo?…¿qué es Idealismo Trascendental?.
Les aclaro que a mi me llevó casi cuatro años poder tener una idea más o menos de cómo viene la mano con estas dos posturas, pero trataré de hacer una explicación que sin faltar el respeto a la Filosofía, pueda ser entendida por todos.
Empecemos hablando de lo que tienen en común: tanto realismo como idealismo son dos posturas gnoseológicas -sobre el conocimiento humano-.
El realismo postula que nosotros conocemos las cosas tal como son. ¿No parece lógico?. Yo conozco al árbol tal como es, ¿quién me haría dudar de que cuando veo un árbol no estoy viendo un perro?. Es decir, que se establece una relación Sujeto -es decir, YO que conozco- y Objeto -lo que estoy conociendo-. Pero lo importante es que YO conozco al OBJETO tal cual es. Entonces ¿cuál es la verdad?. Y acá Juan Domingo levanta la mano porque sabe la respuesta: «LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD». Es decir, la realidad es el objeto y la verdad es lo que yo conozco del objeto. Siempre que conozca al objeto tal cual es, voy a tener la verdad.
Esto nos parece bien lógico ¿no?. Si yo conozco algo tal cual es, puedo decir con absoluta certeza que conozco la verdad.
¿Entonces, qué es eso de Idealismo Trascendental? ¿Es para complicar el asunto como bien lo saben hacer los filósofos? ¿Es un rebusque más? Más que un rebusque me animaría a decir que es una vuelta, un giro al problema de lo que entendemos por: conocer-verdad-realidad. Algo así como lo que hizo Copérnico cuando dijo que el centro no era la tierra -en este caso los objetos que conocemos- sino que el centro es el sol -en este caso el sujeto que conoce-.
Si bien explicar el Idealismo es tema bastante largo -y complejo, muy complejo- me voy a limitar a poner un ejemplo.
Pensemos por un momento que absolutamente todas las personas que vivimos en el mundo tenemos puesto unos cascos como esos que usan los mineros -los que tienen el foquito- y que frente al foco hay un papel celofán de color azul. Ese casco lo llevamos desde que nacemos y jamás nos lo sacamos -porque no podemos hacerlo-. ¿No veríamos todas las cosas de color azul? ¿No veríamos las piedras, los árboles, los autos, las personas, ¡¡¡INCLUSO A NOSOTROS MISMOS!!! de color azul?. Sin lugar a dudar afirmaríamos que «LA ÚNICA REALIDAD ES AZUL». Pero, cabe la pregunta -y con justo derecho- ¿es realmente la realidad azul? ¿o somos nosotros quienes la vemos azul y la realidad «real» pasa por otro lado y que encima nosotros jamás la podremos ver?.
Emanuel Kant dedicó todos sus esfuerzos en explicar que nosotros somos como mineros, que conocemos las cosas «azuladas» -matizadas por algunos elementos que están en nosotros, como el foco en el casco del minero- y que la realidad no la podemos conocer tal cual es.
Ahora, ¿todo esto de qué nos sirve?. En primer lugar para entender que no existe una única realidad, sino: vayamos a preguntar a un indigente cuál es la realidad de la calle y preguntemosle al hijo de un diputado cuál es la realidad del «jet set». Verdades distintas a realidades distintas.
Pero no solo eso, preguntemosle a Clarin, a La Nación y a Ámbito Financiero cuánto subió la carne este mes. Nos dirán: 5%, 10% y 25% -y al final no sabemos cuánto subió la carne-.
Es más, cuando Crónica -que siempre está «Firme junto al pueblo»- nos está mostrando con una cámara un accidente hay cientos de cosas que no nos están mostrando. Cuando el Presi Kirchner ni bien termina de hacer discursos pro Derechos Humanos se va a su oficina a censurar a periodistas que están en su contra.

¿Será que «la única verdad es la realidad»?. ¿A qué realidad se refería Perón? ¿A su realidad? ¿A la realidad de la oposición?
Una cosa es ser como mineros que vemos la realidad matizada, otra es que algunos la veamos de un color y otros -muy pocos- la vean de otro.

«Una sonrisa vale más que mil noúmenos (sí, chistes sobre Filosofía)»

En primer lugar quiero darles las gracias a Diego por pasarme estos chiste.
Y sin más preambulos, sonriamos un rato.

Chico: «El imperativo categórico me parece a mí, no admite restricciones ni tiquismiquis, es una ley moral de carácter, digamos, trascendente, como si nuestra voluntad fuera, diría yo, la realización de una ley universal que…»
Chica: «¿En mi casa o en la tuya?»

«Se cuenta de Tales – según leemos en Platón (Teeteto 174a) – que, mientras se ocupaba de la bóveda celeste, mirando a las estrellas, cayó en un pozo. Se rió de él entonces una sirvienta tracia, diciéndole que mientras deseaba con toda pasión llegar a conocer las cosas del cielo, le quedaba oculto aquello que estaba ante su nariz y bajo sus pies. “Esta burla viene muy bien a todos aquellos que dedican su vida a la filosofía”, añade Platón.»

El pobre de Sócrates

«Charly-Warhol (pensando en el arte)»

«CharlyWarhol» (mi primera obra de arte)

Estaba yo sentado en mi pc, escuchando un poco de Charly García mientras pensaba: «Qué aburrida pinta la noche».
Entre el «pinta» de mi pensamiento y los temas de Charly, se me ocurrió hacerle una especie de homenaje, que se plasmó en mi primera obra de arte a la que denominé «CharlyWarhol«.
A mediados del siglo pasado vivió en los EEUU un hombre al que muchos lo creían artista que se llamó Andy Warhol, él fue uno de los tantos que sostuvo una corriente artística que se llamo «Arte-pop» (arte popular). Básicamente, este tipo de «arte» consiste en utilizar elementos populares y convertirlos en arte. Meses atrás publiqué la imagen de un megitorio -no se si así se escribe, por eso digamosle «meadero»-, esa era una de sus «obras de arte».
Warhol perteneció a un movimiento de vanguardia. Y aquí hablar de vanguardia nos remite a Charly. Yo considero que Charly es un vanguardista, como Warhol, solo que García es un artista.
«La vanguardia es así» frase del genio que cuando queremos indagar un poco más nos dice «Say no more».
Pero el Charly de hoy no es el mismo que supo ser. No es el Charly de La máquina de hacer pájaros o el de Serú o el de Sui Generis. Es un García distinto, es un García de la Vanguardia.
¿Un genio que se va extinguiendo?. Mejor no afirmar eso, la historia nos demuestra que la genialidad no se extingue, hace silencio.
Pero, y esto es algo muy discutible, el Charly de este nuevo milenio se asemeja más al «arte» de Warhol. Un poco incomprensible, bastante cuestionable, cargada de un sentido de provocación.
Parece que uno y otro nos quieren decir: «soy un grande y hago lo que se me antoja».
Yo desearía que Charly vuelva a ser Carlos Alberto García Moreno –Charly García– y deje de ser CharlyWarhol.

«Etica demostrada según el orden geomético (¿no sos acaso brillante?)»

Obra de Baruch Spinoza
ACLARACIÓN:
LES RECOMIENDO SER PACIENTES Y LEER TODO EL POST, PRIMERO ESCRIBÍ ALGUNAS PAVADAS QUE SE ME OCURRIERON, LUEGO PUBLICO UN MAIL QUE ME MANDÓ FLORENCIA DONDE DEMUESTRA POR QUÉ LA ADMIRO TANTO.
Esta es la portada de una edición de la reconocida -y nunca bien ponderada- «Ética demostrada según el orden geométrico».
La imágen es la portada de la «Etica demostrada según el orden geométicro» de Baruc Spinoza.
¿Hablaré de ella?. No, por el simple hecho de que no soy lógico ni, mucho menos, geométrico -aunque a la distancia parezca una esfera-.
Tanto sólo me limitaré a decir que el método de Spinoza se llama «El método en difícil» y que consta de definiciones, axiomas, corolarios y cuestiones. Algo así como:
Definiciones
a) Un libro es un conjunto de páginas marcadas por símbolos a los que denominamos letras, números, signos o dibujos, según se presenten en una ocasión determinada.
b) Geometría es la parte de la matemática que complica la comprensión de todo aquello que sea cuadrado, triángulo o circunferencia mediante derivaciones y reglas que intentan explicar algo que pocas veces es útil en la vida real.
c) La Ética es aquél conocimiento particularisimo que nos indica qué podríamos hacer, sólo que muchas veces queremos hacer todo lo contrario a lo indicado.
d) Una demostración es una complicación al infinito que resulta provechosa para pocos, refutable para algunos e incomprensible para todos.
e) Orden es un estado de cosas que pensamos acomodadas como por «una mano» pero que, sin embargo, nunca sabremos si no conforman un caos en el conjunto de lo real.

Axiomas
1) Si la realidad fuese cognoscible para una persona, ésta tendría que tener la conciencia de toda la humanidad.

2) El todo refuta a la parte, porque reune lo positivo con lo negativo.

3) Por el axioma 2), en el infinito el todo y la parte se confunde, al igual que lo negativo con lo positivo.

4) Ver al todo se cerca, es ver una parte a los lejos.

5) Si todos los días son iguales el tiempo no pasa, los que pasamos somos nosotros.

6) A + B no puede ser igual a C. Porque A nada tiene que ver con B ni con C.

7) Existen tres tipos de personas: los buenos, los malos y los que son malos y no se confiesan.

AHORA BIEN, ESTE ES EL MAIL QUE ME MANDÓ FLORENCIA… ME SACO EL SOMBREO, LA APLAUDO Y ME QUEDO ADMIRANDOLA…COSA QUE HAGO A DIARIO.

«Leía muy entretenida lo que Fraile (es un autor que escribió una Historia de la Filosofía) escribió sobre Spinoza (el autor de «Etica demostrada según el orden geométrico), y me topé con esta frase: “procede de arriba abajo”. Leía sobre su método. …de arriba abajo..
¿Nota usted, señora sintaxis,que falta algo entre esas palabras?

-Una coma!, escucho decir a alguien que sabe de sintaxis, pero no de Spinoza. Ese alguien tranquilamente puede ser un estudiante de filosofía aprendiendo –o intentando-sobre dicho filósofo. Sea quien sea esta persona, al agregar una coma entendería que el método de Spinoza, procede de arriba, abajo. Interpretación posible: cualquiera de estas direcciones es de donde procede el método. Ya que la coma reemplazaría al de que sí tiene la palabra arriba. Como cuando de decimos de arriba, abajo, los costados.

-Una y!, escucho decir a alguien que sabe de sintaxis, pero no de Spinoza, tal vez el mismo de la vez anterior. Esta persona, al agregar una y entendería, que el método de Spinoza procede de arriba y abajo. Interpretaciones posibles: que procede de las dos direcciones o a la vez –medio raro- o una sucediendo a la otra.

-Una a! , escucho decir a alguien que sabe de sintaxis, y tal vez sobre Spinioza. Esta persona, agregando una a, entendería que el método de Spinoza procede de arriba a abajo.
Y al fin lo habría entendido.

Es como decir de derecha a izquierda, la preposición tiene que estar presente, para entender el significado.
Evitemos cacofonía cunado no comprometamos el significado o la interpretación de la frase.

Llegado a este punto entiendo que en el resto de los casos, cunado la preposición es una letra (y, o) se reemplaza por otra (e, u respectivamente). Se reemplaza, no se elimina; así seguimos entendiendo su significado. De aguja y hilo, a aguja e hilo; de uno o otro, a uno u otro.»

En fin…yo no puedo andar quejandome de los errores de los demás, primero debería corregir los míos.